Un ejemplo a seguir: la Llogatera
Nuestros vecinos del norte cuentan con una tradición cultural envidiable: el asociacionismo. Acá las únicas asociaciones que pueden reivindicar ser "populares" son las fallas, y en los pueblos, las bandas de música. Y los casales falleros no se distinguen precisamente por su carácter cívico-reivindicatorio, más bien lo contrario.
Invitamos a conocer su web y sus movidas. No sólo en Barcelona, la capital, sino en muchas ciudades en las que la especulación también ha aterrizado, expulsando a los vecinos más modestos.
Lo malo de esta especulación es el desarraigo que provocan. Porque en un estado como el nuestro, tan atrasado en lo que respecta a servicios sociales, en el que tanta gente muere tras años de esperar una ayuda a la dependencia que tampoco se caracteriza precisamente por su generosidad, la gente con menos recursos depende de sus familias y vecinos.
Y las redes de ayuda mutua no se tejen en dos días. Se necesita un roce continuado, una cultura de la solidaridad. Y eso es lo que está destrozando la especulación. Los hijos que se emancipan tienen que abandonar sus barrios, y no pueden ya contar con unos abuelos que se ocupen de los niños para llevarlos o recogerlos del cole, o tenerlos una noche cuando salgan. Y cuando los abuelos se hacen mayores, ya no pueden contar con los hijos o nietos para una emergencia de cualquier tipo.
Web: La Llogatera



Comentarios