Hay que elegir bien las armas, 1
Los precarios y las precarias sin embargo tienen, tenemos, todavía algunos recursos a nuestro alcance, gracias a vivir en una democracia (aunque imperfecta, como cualquier obra humana) y en un estado de derecho. Un estado de derecho que sigue siendo rehén demasiadas veces del derecho anterior a la democracia (nuestro código civil, nuestro código de comercio, nuestro código penal nacieron todos antes de la democracia).
Pero estos cuarenta y tantos años de democracia nos han permitido, gracias a los momentos en que el parlamento y/o el gobierno no estaban dominados por las fuerzas reaccionarias, herederas y sucesoras de los que ostentaron o detentaron el poder en tiempos anteriores a la democracia, ir teniendo nuevas leyes que protegen al hombre y a la mujer de la calle, independientemente de su linaje y su bolsillo. E ir limando lo más flagrante de los códigos heredados.
Y es en las leyes en donde tenemos que buscar y encontrar las armas. Y en las ciencias sociales. Porque vivimos en sociedad. Y aunque la publicidad que todo lo invade sea cómplice de los pudientes, podemos defendernos y conseguir aliados en las batallas puntuales que se nos plantean.
Quejarse sirve de bien poco. Las quejas de las precarias y los precarios le resbalan al hombre y a la mujer de la calle. Solo cuando se ven afectados por las mismas desgracias que sufren las precarias y los precarios es cuando, a veces, despiertan. A veces ni eso: a veces empiezan a ver fantasmas, alimentados por la publicidad de los pudientes.
El ejemplo de las viviendas turísticas es paradigmático. Los barrios más humildes se están convirtiendo en suelo y pasto para urbanizaciones con piscina por un lado, y viviendas turísticas en los bajos comerciales y fincas de vecinos por otro. Expulsando al pequeño comercio por un lado y reduciendo la oferta de vivienda asequible por otro, permitiendo que el lucro y la codicia muevan a los arrendadores de toda la vida. Y haciendo la vida imposible a los vecinos, que ven perturbado su descanso por los hábitos y ritmos de vida de los turistas y los clientes de los bares y lugares de ocio. Que cada vez más son los únicos que sobreviven en los bajos comerciales.
Y sin embargo, la publinformación esconde esta realidad, y alimenta los fantasmas con el tema de la ocupación. Presentándonos como ocupación lo que es allanamiento de morada, y que se resuelve en dos días. Que es más infrecuente todavía que la ocupación, que es bastante más infrecuente, y afecta básicamente a viviendas vacías de bancos, segundas residencias o viviendas vacías cuyos dueños no pueden o no quieren alquilarlas. Y las empresas de alarmas y seguridad hacen su agosto, a costa del miedo que le meten al hombre y a la mujer de la calle.
Muchos de nuestros actuales gobernantes están depositando, cada vez más, sus esperanzas y sus esfuerzos en el crecimiento turístico y en la construcción. Buscan "inversores" por todo el mundo: Europa, Asia, Norteamérica y casi lo único que les ofrecen es turismo y vivienda.
Fdo: MVH
continuará



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